Desde numerosos ámbitos llevamos años intentando persuadir
de que la innovación debería de ser un estado natural en las Organizaciones y
no una actividad para momentos concretos en los que la tensión competitiva sea
un asunto de supervivencia empresarial. Este “mantra” de tanto repetirse
comienza a estar desgastado al tiempo que algunos no nos sentimos especialmente
satisfechos con lo conseguido.
Quizás hemos abusado demasiado de:
a) Innovar es bueno para…
b) Las Organizaciones que innova consiguen…
c) Hay que innovar
d) Se innova bien con estas metodologías/modelo y
herramientas:…
e) Para innovar hay que saber de…
f) Para innovar hay que disponer de presupuesto adecuado
siempre bajo el paraguas del término MANAGEMENT, mediante el
cual, unas personas que están por ahí arriba, saben lo que hay que hacer, son
justas y sanas y debemos de confiar en ellas.
Pero presiento que las barreras que la mayoría de los
modelos de MANAGEMENT levantan a la innovación dentro de las Organizaciones,
son mucho más altas que las herramientas que después se plantean para facilitar
dicha innovación.
Creo que si los modelos organizacionales y el manangement no
crearan esas barreras, las personas innovarían por placer, igual que tras el
trabajo, entrenan por placer para disputar una maratón, escriben un libro o
colaboran con una ONG.
Mejorar el margen comercial, transformar el conocimiento en
P.I.B o ser líderes en su Sector, creo que son propósitos que no dan suficiente sentido al
trabajo y a la vida de muchas persona. Tal vez, si orientáramos el trabajo hacia un propósito vital motivador, paradógicamente, obtendríamos como efecto colateral una mejora competitiva radical..
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