Sentido del trabajo y crisis

Es frecuente cuestionarse los difusos límites existentes entre seguir tu camino o seguir el camino que te marca tu organización. ¿Cómo balancear ambas alternativas sin poner en peligro el bienestar personal y hasta la propia supervivencia material?

Luis Huete en su libro "Construye tu sueño" lanza muchas reflexiones que tiene que ver con este dilema y que animan a "seguir tú camino", pero cuidado. Un antiguo profesor de master nos comentaba que una alta confianza en las capacidades propias suele ser una fuente de elevada rotación laboral.

Es verdad, en demasiadas ocasiones se siente que el modelo vital que construimos alrededor de nuestra vida profesional está basado en gestionar elementos de supervivencia laboral (acomodo, especulación, oportunismo, cobardía, etc.). Renunciamos muy fácilmente al "sentido del trabajo como fuente de satisfacción personal". Pero también creo, y lo considero una excusa justificable, que hay poderosas razones en nuestro contexto socio económico que favorecen que sea así. En demasiadas organizaciones, el grado de alineamiento entre los intereses personales - profesionales de los empleados y los de la organización es my bajo.

Gary Hamel menciona en “El futuro del Management” que la contribución de las capacidades humanas a la creación de valor en la empresa se distribuye así:

- Pasión 35%
- Creatividad 25%
- Iniciativa 20%
- Intelecto 15%
- Diligencia 5%

¿Son habitualmente exploradas y explotadas algunas de estas capacidades en las empresas?

Es cierto, y más en contextos de "incertidumbre laboral", que deberíamos huir de los caminos que nos lleven a convertirnos en un "Commodity humano" (aquel que realiza una actividad para la que su VALOR -lo que aprecia el cliente- es parecido a PRECIO -lo que estipula el Mercado). Como en los temas de Innovación, esta sirve para amortiguar o superar una crisis, pero no suele dar tiempo a iniciarla y extraer sus resultados cuando ya estamos inmersos en ella.

¡Por qué se innova poco!



El ecosistema de la innovación discurre, por lo menos, en dos planos paralelos:

1º plano – Innovar es muy importante y decisivo para la competitividad de las empresas. Las Administraciones ayudan y hay una gran cantidad de agentes capacitados en numerosos campos tecnológicos.

2º plano – La mayoría de las empresas de nuestro entorno no innovan nada o innovan poco y mal (sin un método que extraiga todo el valor de ese proceso).

¿Por qué?
Comparto la opinión de los que consideran que innova quien lo necesita. No innovan los que consideran que no lo necesitan. Para muchas empresas, las oportunidades de mejora competitiva o los elementos de supervivencia pueden llegar y de hecho llegan, del marco institucional (café para todos, o modificación de variables competitivas externas a la empresa como salarios, relaciones laborales, subvenciones, fiscalidad, etc.) y del funcionamiento de los mercados (reparto de mercados y falta de competencia real). Un gran número de sectores están parcial o totalmente regulados, intervenidos o pactados (sin libre mercado). Todo ello genera una barrera a la innovación. Si a esto le añadimos un déficit de cultura empresarial y el cortoplacismo propio de nuestra “tradición”, el coctel funciona ¡No necesito innovar!

Creo que es a esos elementos que generan la barrera a la innovación y a los que hay que responder.

En relación con el artículo " La crisis provoca en España el primer recorte de la historia en el gasto en I+D":
http://www.expansion.com/2011/06/01/entorno/1306962110.html?a=44e225a35f93be5b836705f0e632293e&t=1306995113