Los que saben por qué las cosas son como son

Vivimos en una sociedad que se mueve simultáneamente en 3 niveles; el de las cosas que ocurren, las cosas sobre las que nos informan y las explicaciones sobre por qué las cosas sobre las que nos informan son como son.

Cada uno de nosotros, en función de nuestro perfil social y profesional conocemos las cosas que ocurren y por qué esas cosas son como son y por consiguiente también tenemos las respuestas a como mejorarlas o resolver los problemas que se generan.

Muchos de nosotros quisiéramos, solo por compromiso social, contar lo que realmente ocurre, por qué ocurre y como mejorarlo. Pero desgraciadamente eso implicaría, en muchos casos, perder nuestros puestos de trabajo, renunciar a nuestra carrera profesional o poner en riesgo la legítima aspiración a proporcionarnos o proporcionar a nuestras familias la mayor calidad de vida posible. Por ello, la mayoría de nosotros actuamos ante los comunicadores, sus análisis y diagnósticos a los problemas, como si nos informaran con veracidad sobre asuntos que desconocemos. Pero sabemos que no es así.

En este mundo al revés, los que sabemos por qué las cosas son como son no lo podemos contar. Las cosas las cuentas, en muchos casos, los que tienen intereses particulares en generar opinión, en exagerar, ocultar información, mentir o plantear determinadas soluciones orientadas a causas que no son el problema.

En este contexto, la función de Wikileaks está siendo muy relevante. Ellos se encargan de difundir lo que los que saben por qué las cosas son como son, no pueden contar. Organizaciones como Wikileaks podrían contribuir a regenerar el actual sistema democrático y ayudar a equilibrar el poder entre sistema (mercado, política) y ciudadanos. Debería haber muchos Wikileaks, como hay Institutos Nacionales de Estadística, Institutos de Meteorología o Ministerios de Educación, al servicio de los ciudadanos.

Quizás por la amenaza que, para el sistema, representa el formato Wikileaks, ha sido tan resolutiva, a nivel mundial, la orden de busca y captura de su fundador, el bloqueo de cuentas bancarias y servidores informáticos y el boicot de grandes corporaciones. Ante ninguna otra situación de atentado a los derechos humanos, crimen, etc. hemos sido testigos de una movilización conjunta tan eficaz de políticos y mercado. Para ver esto, ha sido necesario solo que alguien difundiera "las cosas que ocurren".

Este escenario no solo afecta a la ciudadanía y su relación con el mundo político y los medios de comunicación de masas sino que igualmente se replica en las organizaciones. Elementos obvios de mejora competitiva para una gran parte del colectivo social de una empresa pueden no ser considerados relevantes o simplemente no son atendidos por la dirección mientras ésta focaliza en aspectos con un potencial de mejora bajo o negativo. Continúa siendo poco o nada apreciado el conocimiento y visión de los empleados de una organización. Se les sigue negando mayor transparencia en la gestión y participación en la toma de decisiones. Continúan reduciéndose los elementos de motivación que refuerzan el vínculo con la empresa reduciéndose estos al factor miedo (pérdida del empleo o pérdida de mejoras promocionales). Así no cimentamos los modelos organizacionales altamente competitivos que requiere un país con el nivel de desarrollo del nuestro.