Valoración verbal y real de la innovacion en España

Recorte de gasto I+D y ayuda al desarrollo, principales afectados por el plan de recorte fiscal de 1.500 millones "El Ministerio de Ciencia e Innovación será uno de los más perjudicados por el recorte de gasto de 1.500 millones de euros que anunció el ex vicepresidente económico Pedro Solbes el pasado febrero, mes y medio antes de abandonar el Gobierno, informa Europa Press.

En una respuesta parlamentaria remitida por el Ejecutivo al Congreso, se informa de que las aportaciones patrimoniales de 422,6 millones de euros incluidas en el presupuesto de este departamento se verán recortadas en 129 millones, al mismo tiempo que se renunciará a ejecutar el crédito del que disponía para realizar aportaciones al CDTI para proyectos de I+D+i en el área de la energía por importe de 30,2 millones de euros.

Sin salir de las partidas tecnológicas, Industria confirma un recorte del 50% en la partida prevista para la aportación a Red.es, hasta los 50 millones de euros…." Cinco Días - Madrid - 28/04/2009

¿Y que hay de lo repetido hasta la saciedad, también por los políticos, durante estos meses respecto al papel que la innovación debe jugar en el cambio de modelo productivo español? La innovación parece seguir siendo un elemento cosmético en la política española.

Más sobre la crisis y el cambio de modelo económico

Los mensajes sobre la crisis y sus consecuencias se pueden presentar con dos tonos:

1. El pretendidamente optimista. "No llegaremos a...", "nos estamos preparando para...", "todos juntos saldremos de esta...", "estamos llegando al final de lo peor...", etc. Los partidarios de ese tipo de mensajes consideran que parte de la solución está en la confianza y estado de ánimo de los ciudadanos y por consiguiente hay que tratar de que éste sea alto.
2. El realista. Este mensaje puede ser sincero e independiente o puede pretender, fundamentalmente, desgastar al adversario político. El realista no se anda con historias y expone que "las cosas están mal y pueden estar peor...", "nos costará muchos años salir de esta crisis...", "nos vayamos acostumbrando a ser menos ricos que lo que éramos hasta ahora...".

Ambos tonos, en el caso de que se soporten en la sinceridad, rigor y conocimiento, serían en si mismos, lógicos y válidos. Pero vivimos, cada vez con más intensidad, en un contexto de equidistancias, respeto a todas las sensibilidades, asertividad y mensajes políticamente correctos que nos lleva a desatender el origen o causas de los problemas. Parece que el mensaje y su tono son el principio y final de cualquiera de las temáticas que se traten. Ya está bien de andarnos con efectismos, escenificaciones u objetivos subliminales. Lo primero es saber lo que nos ocurre, por qué nos afecta tanto, cuantificar sus consecuencias e identificar los activos de los que disponemos para afrontar el problema en el corto, medio y largo plazo.

Toda la opinión e información que nos ayude a responder a las preguntas anteriores, aunque sea dolorosa, nos desanime o profundice nuestro pesimismo, debe ser bien recibida porque será necesaria para saber elaborar un plan de éxito. Cuando tengamos un plan, nos lo creamos, lo expongamos y expliquemos a la sociedad, será el momento de inyectar todas las dosis posibles de ilusión, confianza y motivación. Solo entonces nos habremos ganado el derecho a tratar de influir en los "sentimientos" de las personas.

Siento que, también en esta crisis, los ciudadanos no tenemos ni idea del plan y esto genera mucha desconfianza en la capacidad de nuestros políticos, además de interpretar sus anticipados mensajes optimistas como engaños o demostración de incapacidad en el diagnóstico de los problemas. Los que se "animan" a ahondar en las soluciones, hacen exposiciones genéricas sobre el necesario cambio de modelo económico español y el protagonismo que debe tener la Innovación en este cambio. Y ¿ya está?. Esto es solo un titular, una expresión de interés, incluso una obviedad. ¿Quienes están elaborando el plan? ¿Hay alguien al otro lado? ¡No oigo nada...!

El contexto, políticamente incorrecto, de la innovación tecnológica en la industria española

Demasiadas empresas siente muy cerca la amenaza de su falta de competitividad. Otras empresas que no sienten o no habían sentido hasta ahora esta amenaza, no demuestran que lo estaban haciendo bien (o lo tenían todo controlado) sino más bien evidencian que determinado contexto de bonanza económica, les "pilló" fabricando algo que "tenía salida" en le mercado.

En ambas situaciones, el panorama suele ser el siguiente:

1. En pocas ocasiones la Dirección reconoce (real y no verbalmente) como estratégico para su empresa la actividad de innovar y su capacidad para generar valor.
2. En pocas ocasiones una reflexión estratégica sobre en qué, cómo y con quien innovar, comienza por un análisis de los activos de la empresa (recursos económicos disponibles, capacidades de las personas, metodologías de trabajo, etc.)
3. En pocas ocasiones un proceso de innovación parte de un enfoque concreto, sustentado en datos (Qué quiero hacer, por qué puedo alcanzarlo, que y cuanto voy a ganar con ello)
4. Existen pocos agentes externos en los que una empresa pueda apoyarse para definir su estrategia de Innovación hasta su materialización, capaces de demostrar que pueden convertir sus servicios en valor.
5. Mayoritariamente, los aspectos asociados a Innovación se desarrollan con muy poco rigor, siguiendo generalmente el esquema siguiente:
a) La verdad absoluta de partida. La Innovación es clave para mejor la competitividad de las empresas
b) Una presentación PowerPoint aportada por la propia empresa o por una Consultora externa desarrolla un proceso de intenciones a seguir para convertir una organización en Innovadora. No faltan los cronogramas y una mención a las metodologías a aplicar muchas veces soportadas en herramientas de dinamización de equipos de trabajo.
c) Casi nunca se explicita la aportación tecnológica necesaria para avanzar con la celeridad necesaria en un proceso de debe permitir identificar las líneas de actividad óptimas e implementarlas con la eficacia y eficiencia necesarias para que el proceso global sea competitivo.
d) De aquí se salta directamente al brainstorming, a la hoja en blanco y a horas y horas de debates más o menos amenos.
e) El resultado final es habitualmente decepcionante, con demasiadas conclusiones obvias o ya conocidas y más habitualmente la reflexión se va diluyendo hasta desaparecer, si no fuera porque siempre alguien debe elaborar un informe escrito que generalmente emplaza a una segunda fase que casi nunca llegará.

Considero que este es el cado de cultivo para el que hay de desarrollar modelos, métodos y políticas de incentivación a la I+D+i.

"¡Es la tecnología, estúpido!"

Las estructuras tecnológicas españolas, principalmente privadas, están repletas de gestores, coordinadores y controladores, en ocasiones muy por encima del número de activos a gestionar coordinar y controlar. Este no es un tema exclusivo del Sector del Conocimiento, sino de todo el ámbito empresarial en general. Algunos han alimentado durante años la idea, que de tanto repetirla parece ser cierta, de que las funciones que más valor añadido aportan a las organizaciones son las de "gestión" (término amplio, difuso y sobretodo intangible). Si esto no está claro que sea cierto en actividades manufactureras "simples", ni mucho menos lo es en modelos de negocio basados en el conocimiento, como la ciencia y tecnología. Evidentemente, la visión de la Dirección debe determinar los objetivos, el camino de la Organización, la estrategia para conseguirlo…y poco más. También parece aconsejable para haya entrenadores - dinamizadores - motivadores que actúen sobre los aspectos más "personales" de los "empleados". En el mundo de la economía competitiva, las actividades de gestión, coordinación, control y otras, son necesidades inevitables pero no deseables (igual que la generación de empleo o el humo que sale por la chimenea). Un porcentaje demasiado alto de los recursos consumidos en I+D no son para hacer I+D sino para el propio mantenimiento de las organizaciones y sus estructuras internas convirtiéndose esto en otro lastre que dificulta la generación de valor procedente de la actividad investigadora.

¿Qué ha ocurrido con la convocatoria de Ideas de Google denominada "10 to the 100"?

El proyecto 10100 (o Proyecto 10 elevado a 100) es una iniciativa de Google para cambiar el mundo ayudando a tantas personas como sea posible a la que han prometido destinar 10 millones de dólares para un máximo de 5 ideas. Se trata de una convocatoria de ideas clasificadas en las temáticas siguientes:

Comunidad: ¿Qué podemos hacer para que las personas se comuniquen, creen comunidades y protejan culturas únicas? Oportunidad: ¿Qué podemos hacer para que las personas y sus familias opten a mejores oportunidades? Energía: ¿Qué podemos hacer para adoptar energías más económicas, ecológicas y seguras? Medio ambiente: ¿Qué podemos hacer para fomentar un ecosistema mundial más ecológico y sostenible? Salud: ¿Qué podemos hacer para que las personas puedan vivir más tiempo y con más calidad de vida? Educación: ¿Qué podemos hacer para que más personas tengan un mayor acceso a una educación mejor? Hogar: ¿Qué podemos hacer para que todas las personas tengan un lugar seguro para vivir? Miscelánea: Algunas veces las mejores ideas no responden a ninguna categoría. Junto al título de la idea se solicitaba información respecto a alcance (¿a cuántas personas afectaría esta idea?) impacto (¿qué impacto tendrán en las personas? ¿es urgente cubrir esta necesidad?) posibilidad de realización (¿se puede ejecutar esta idea dentro de un año o dos?) eficacia: (¿es simple y rentable la idea?) y efecto (¿cuánto durarán los resultados de esta idea?) De acuerdo con las bases de la convocatoria el premio es aportar "buen karma" y la satisfacción de saber que la idea puede realmente ayudar a muchas personas .Una selección de empleados de Google revisaría todas las ideas y seleccionaría 100 para que el público las vote y seleccione 20. Un grupo de expertos elegirá un máximo de cinco ideas finalistas, que se financiarían y se llevarían a la práctica. La convocatoria se cerró el 20 de octubre de 2008 y desde entonces se ha ido incumpliendo y retrasando el anuncio de la selección de finalistas hasta dejar de aparecer una fecha objetivo. Coincidiendo con esta situación, Google ha anunciado que crea un fondo de capital riesgo para invertir en empresas tecnológicas (Google Ventures).

Este fondo buscaría apoyar empresas de los campos de la informática, biotecnología, medicina, tecnologías limpias, etcétera. En cuanto al capital disponible, el nuevo fondo declara: "Somos capaces de invertir cantidades que van desde el capital inicial hasta decenas de millones de dólares, dependiendo de la fase en la que se encuentre la oportunidad y la necesidad de capital que tenga la compañía". Los creadores de Google Venture aseguran, así mismo, que la creación del fondo no es una estrategia para adquirir compañías en el futuro a mejores precios.

Sobre patentes y propiedad industrial

Existen dos puntos de vista antagónicos respecto al asunto de las patentes. Por una parte están quienes consideran que el espíritu de la función de las patentes ha quedado desvirtuado al convertirse en un negocio en sí mismo en manos de gabinetes jurídicos y no tanto en una salvaguarda de conocimiento para quien han desarrollado una innovación tecnológica que puede aporta valor a la sociedad. Por otra parte se sitúan quienes consideran que la explotación de los derechos de propiedad permite a los Agentes Tecnológicos salir de esa espiral de venta de horas en lugar de venta de valor. Por consiguiente, para unos la actual ley de patentes, incluso entorpece el desarrollo tecnológico y para otros es un pilar en el que soportar un nuevo modelo de negocio en el que los proyectos de I+D se cobren por el valor aportado y no por los recursos consumidos en su ejecución. Al final quien decide es el Mercado. ¿Generan los Agentes tecnológicos con su actividad, suficiente valor como para, entre otras cosas, compensar el coste de la promoción y gestión de la propiedad industrial? ¿Existe un número suficiente de empresas para las que la innovación es un pilar real de mejorar competitiva más allá de los mensajes de cara a la galería interna o externa? ¿Existe una suficiente masa crítica de clientes dispuestos a pagar valor en lugar de horas?