Sí pero ¿CÓMO?

Las preguntas y respuestas sobre los QUÉ´s son , habitualmente, obvias. Los planes estratégicos de las organizaciones están llenos de QUÉ´s, de objetivos, misiones y visiones. Los programas electorales también están llenos de promesas, proclamas, lemas y principios.

Las organizaciones suelen incorporar en sus planes de gestión los CÓMO´s de los objetivos numéricos o más claramente tangibles mencionados en los planes estratégicos. Pero los aspectos más intangibles, importantes por estar claramente orientados hacia las personas (compromiso, responsabilidad, flexibilidad, excelencia, orgullo de pertenencia, etc.) y al ADN o cultura de la organización, escapan del "cuadro de mando integral".

En el ámbito de la gestión pública, los planes de gestión se sustituyen por los presupuestos, difuminándose así el ideario de partido político dirigente (si lo tuviera).

El valor de los planes estratégicos, de los programas políticos y de sus proponentes está en su capacidad de ser cumplidos (con un margen de error). Responder a los CÓMO´s requiere de las máximas habilidades en gestión. Sin una orientación clara a los CÓMO´s no se genera credibilidad en el auditorio y los proponentes deben apelar a la confianza de manera gratuita (o religiosa). Por esta razón, es frecuente que la última frase tras pedir confianza sea invitar a las personas a contribuir y aportar en la consecución de los objetivos o QUÉ´s propuestos. En ese momento el auditorio puede percibir que deberá "apechugar" con todos los CÓMO´s… como pueda.

El plan estratégico o el proceso de desarrollo de producto en una empresa o el programa electoral de un partido político, si es honesto, no puede contener ningún elemento, acción, metodología, herramienta, material o proceso productivo pendiente de ser desarrollado. La innovación debe llevarse a cabo antes o a otro nivel. No se debe solapar la I+D+i tecnológica u organizacional y la planificación temporal de unos objetivos de los que depende la viabilidad de una empresa o un país. El resultado " riesgo x consecuencias" puede ser demasiado alto.

Ideas para superar la crisis (I - Punto de partida)

La actual y especial situación económica de España me lleva a desviarme una temporada del análisis de la competitividad en las organizaciones y trasladar este concepto al ámbito de "país". No obstante, en varias ocasiones ya hemos hecho referencia a que las virtudes y defectos clásicos en la gestión de las organizaciones se repiten, reproducen y amplifican, con consecuencias casi idénticas, en el contexto sociopolítico.

La diferencia respecto a como abordan sus gestores una situación de crisis en un país y en una organización empresarial tiene que ver con tres factores principales:

1. La prioridad e interferencia absoluta de la contienda política respecto a cualquier otro factor

2. La baja capacidad de gestión de "lo publico" en los puestos políticos (debido al punto anterior)

3. La incierta e indirecta relación entre mejora (socio-económica) conseguida y beneficio reportado al político o formación política responsable. Los plazos para la mejora o recuperación económica, medioambiental, cultural, etc. son totalmente ajenos a los 4 años del ciclo electoral.

Por todo ello, de la jerga y argumentación política es difícil percibir que los políticos lleven a cabo un análisis de situación riguroso, identifiquen, valoren y prioricen una medidas de acción compatibles con los activos de los que dispone el país, definan un plan de acción para implantarlas, valoren los resultados y corrijan, afinen o modifiquen el plan previsto.

Si los políticos no generan credibilidad y confianza al tiempo que ejercen sin transparencia y sin dar y promover la participación ciudadana, un porcentaje demasiado grande del país se instalará en cualquiera de las sicopatías, el rechazo a todo, la pereza y la picaresca. Y esto se convierte en un hándicap adicional.

Sin método, herramientas y complicidad ciudadana en la forma de encarar los problemas, es muy probable que sigamos siendo movidos por la marea, sin motor ni timón, a merced de los vientos que soplen. De este modo, en ocasiones también es posible salvarse (pregúntenselo a Robinson Crusoe).