He leído recientemente un post que menciona la matriz PECO
(Potencial/ Estrella/ Consolidado/ Obsoleto) para referirse a la clasificación
de los empleados de las Organizaciones en función de su edad. Lógicamente, como
hacen todos los modelos o metodologías, que tratan de transmitir rigor y hasta método
científico, no se habla de clasificación por edad sino de clasificación en
función del desempeño y la capacidad de aprendizaje:
22-30 años: Potenciales
30-40: Estrellas
40-50: Consolidados
>50: Obsoletos
Si ya es difícil clasificar el desempeño entendido como lo que arbitrariamente define como desempeño una organización, valorándolo con criterios también esencialmente arbitrarios, qué podríamos decir de la valoración de la capacidad de aprendizaje.
Aunque esta forma de clasificar los “recursos humanos” está
académicamente superada, sigue vigente en nuestro imaginario y realidad
empresarial.
Si recordamos que la edad de jubilación en nuestro país para
todos los nacidos a partir de 1962 es 67 años, estaremos de acuerdo en que la
clasificación de la matriz PECO es, prácticamente, una incitación a la
desestabilización social y moral de cualquier económica.
Considero que en el mundo de la empresa se valoran las
aptitudes y actitudes de los seniors hasta el punto de ocupar una gran parte de
los puestos de la cima profesional. En el ámbito de las profesiones de alto
componente creativo, los senior no son considerados obsoletos, sino todo los
contrario. Pero es cierto que, más desde los medios de comunicación que desde
los hechos, y más en entornos no competitivos y del marketing político, se hace
campaña de sobrevaloración de la juventud como sinónimo de energía, nuevas
ideas, renovación o "disrupción".
Desde mi modesto punto de vista, los problemas de
infra-motivación de los senior en el mundo de la empresa tienen que ver con el
rol que se auto-arrogan las funciones
directivas, monopolizando el aporte de visión o criterio, en casi todos los
ámbitos de la empresa, sean o no los más competentes para ello. Es decir, la
consideración de un profesional en su empresa, tiene más que ver con su estatus
o cargo que ocupa que con su competencia.
Para los jóvenes, cada actividad implica un pequeño o gran
nuevo reto de resultado desconocido que deben ejecutar al mismo tiempo que les
autoforma. Cuando una organización no se desarrolla sofisticando sus productos,
servicios o modelo de negocio, aflora el fenómeno de la sobre experiencia. Para
los seniors, sus responsabilidades o tareas habituales no son retos sino
actividad rutinaria ya realizada en otras ocasiones y de resultado previsible.
La sobre-formación, hace referencia a esas muchas
organizaciones que, teniendo en cuenta las condiciones del mercado laboral,
contratan a personas sobre-cualificadas. Pero no se suele hablar de la
sobre-experiencia dentro de una empresa, que es aquella circunstancia
profesional que lleva a muchos profesionales a valer para la organización el
coste de su despido.
Los senior son más exigentes respecto a su capacidad para
ilusionarse o emocionarse con nuevos o diferentes retos o mensajes, que para ellos casi nunca
son nuevos ni diferentes, sino que ya han sido escuchados en numerosas
ocasiones por jefes o directivos anteriores. Y esta realidad en ocasiones se
percibe como “malas actitudes” o “Burn Out”.
En el mundo de las organizaciones, a pesar de que toda la
plantilla va ganando años y seguro que también capacidades, solo hay unos pocos
espacios para los puestos directivos. Estos pocos espacios son ocupados por
profesionales de los que se espera que asuman toda la responsabilidad en lugar
de compartirla entre la Organización. De este modo, los directivos sitúan los
límites de la organización al nivel de sus propios límites, desaprovechando un
enorme potencial de capital humano (lo que lleva a que muchas organizaciones no
se desarrollen sofisticando sus productos, servicios o modelo de negocio, sino
solo aprovechando las ventajas de coste que ofrece el contexto laboral).
Estos modelos de gestión, valores vigentes, escenario
laboral y esos saberes y situaciones que proporcionan los años: a) el mayor
autoconocimiento y autoestima, b) la menor dependencia del dinero, c) el mayor valor que se otorga al tiempo y
el reconocimiento de lo verdaderamente importante en la vida, llevan al senior
a apartarse de la carrera por la competitividad o a emprenden aventuras
personales.