Mejorar la eficacia y eficiencia de la I+D+i

Los proyectos de I+D+i tecnológicos los comenzamos con un “estado del arte” y los terminamos con un “fabricación del prototipo”.  No nos damos cuenta de que para la mayoría de las empresas (PYMEs)  los proyectos deberían comenzar con “fabricación del prototipo” y terminar con “difusión en el mercado y presentación a potenciales clientes”

Los grandes agentes tecnológicos disponen en su estructuras de las funciones, experiencia y red de relaciones necesarias paras conseguir influenciar en la sociedad y aproximar sus desarrollos al mercado. Pero está demasiado interiorizado que las capacidades más relacionales y comerciales deben estar al servicio de la organización y no al servicio de los clientes.

Muchas empresas que participan en consorcios de I+D+i europeos o españoles lo hacen por el networking y su capacidad de aproximación a clientes, proveedores o competidores. En ocasiones, las expectativas de desarrollo tecnológico pasan a un segundo plano. A pesar de ello, los agentes tecnológicos prefieren concentrar su actividad en tareas de factibilidad técnica no necesariamente visibles al cliente. Las tareas “presenciales” junto al cliente no son tan flexibles, generan gastos variables y son fácilmente medibles y valorables.

El escenario económico obliga “a todos” a mejorar la eficacia y eficiencia de su actividad. La I+D+i es por supuesto un elemento generador de valor pero su elevado riesgo lo hace poco atractivo para las empresas. Solo la financiación pública rebaja el riesgo económico. Rebajar el nivel de riesgo implica aumentar  el ratio de los proyectos de éxito (los que han generado ventaja competitiva al cliente). Para ello es necesario orientar “todos los recursos y capacidades” de los centros de I+D+i  a mejorar el ratio de éxito de los proyectos. Si su modelo o estrategia del negocio lleva a consumir una gran cantidad de recursos en funciones corporativas,  éstos terminarán siendo percibidos como un lastre que penaliza la actividad investigadora y empeora su eficiencia.

A pesar de que nuestros costes laborales unitarios son muchos más bajos que los de nuestros socios europeos, también en actividades del conocimiento (Ingeniería e I+D+i) España es, en muchas ocasiones, menos competitiva que ellos. Si aceptamos como premisa que en el sector de la I+D+i el activo más valioso es el conocimiento y no tanto otros recursos materiales ni la influencia de las economías de escala, el origen de nuestro problema es de conocimiento o es de gestión. Yo no tengo ninguna duda respecto a que es de gestión.

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