La maldita cuenta de resultados


La diferencia entre obtener una cuenta de resultados negativa, a cero o algo positiva, tiene mucha importancia desde el punto de vista de la contabilidad pero muy poca para el análisis del acierto de las estrategias implantadas en la compañía.

El seguimiento de la cuenta de resultados es una CTQ (variable crítica para la calidad en la jerga Six Sigma) demasiado indirecta y alejada de la esencia de la actividad de generación de valor. Es SOLO una consecuencia. Por supuesto, utilizar atajos para gestionar una organización desde la cuenta de resultados es simplemente "creatividad financiera".

El seguimiento de cuantas nuevas ideas han surgido, cuanta demanda se ha generado, cuantas ofertas han sido redactadas y cuantas aceptadas, cuantos proyectos se han ejecutado y con qué resultados, el grado de implicación y compromiso de las personas y la evolución de todo ello en el tiempo, sí permite anticiparse al futuro y cambiar el rumbo cuando sea preciso.

Es obvio que la cuenta de resultados equilibrada es condición necesaria y suficiente para mantener una actividad empresarial, pero no para hacerla sostenible en el tiempo ni para afirmar que tenemos el control.

Jack Welch, ex-presidente de General Electric, decía sentir que la compañía estaba bajo control cuando al pisar el acelerador la velocidad de la empresa aumentaba.  Si el vehículo está a punto de pararse, el acelerador  no responde y no es posible cambiar de marcha, la opción de dejar parte de la carga en la cuneta, permitirá continuar el viaje pero demostrará que no se tiene el control.

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