Escenario de crisis, Sector Industrial e Innovación Tecnológica

Antecedentes Si en un contexto económico "normal", las Organizaciones conviven con la presión permanente de no perder o mejorar competitividad, en escenarios de crisis esta necesidad se convierte en una urgencia. Independientemente del momento en que llegue la crisis (que casi siempre será el más inoportuno) y de su gravedad (suponiendo que alguien fuera capaz de diagnosticar su alcance) la situación y necesidad de "mover ficha" puede ser urgente o muy urgente. Por consiguiente, es imprescindible salir rápidamente del shock paralizante en el que tal vez no encontremos y comenzar a actuar.

No nos conviene esperar a que la situación amaine como si de un temporal se tratara. Ni siquiera sabemos si estamos ante una crisis coyuntural o estructural, al menos para cada uno de nosotros. Tampoco podemos bajar la persiana y volver a subirla cuando alguien o algo nos haya resuelto el problema. Es el momento de confirmar si creemos sinceramente en eso que hasta ahora puede que hayamos considerado alimento de consultor; "El valor de las personas" y todo lo que de ello se deriva.

Las personas
La solución a nuestros problemas deberá proceder mayoritariamente del Plan de Acción que nosotros diseñemos. Por supuesto, reclamaremos que todos los que puedan echarnos una mano lo hagan (Administraciones, clientes, proveedores, etc.) pero habitualmente, la parte más decisiva del Plan de Acción dependerá solo de nosotros. "Nosotros" somos las personas que conforman la empresa, cada una de ellas aportando desde sus actitudes y aptitudes. Y más vale que estemos convencidos de que disponemos de la suficiente confianza, motivación y capacidad de contagio a toda la Organización, estrategia acertada y capacidad resolutiva. Con todo ello solo nos queda asumir el riesgo (el reto o la apuesta, si estos términos nos parecen más tranquilizadores). Disponer como único equipaje de un equipo de personas, tal vez no sea suficiente para garantizar el éxito, pero sí estoy seguro de que en muchas ocasiones o lo único o lo más valioso con lo que podemos contar y es lo que pusieron en juego otras muchas empresas con grandes resultados, por lo tanto ¡funciona!

Análisis de situación y necesidad de Innovación
Como primera medida, es necesario disponer o llevar a cabo un análisis de situación; ¿Qué nos duele? ¿De cuando tiempo disponemos? ¿Cuáles son nuestros principales activos? ¿Cuáles son las tendencias tecnológicas y de mercado? No deberíamos tener que inventar casi nada. Hay que modelizar las claves de nuestro negocio y valorarlas. Se supone que ya sabemos mucho de nuestro negocio. Para esta acción, debemos utilizar la mayor parte del tiempo en uniformizar premisas que hagan que todo el equipo tire en la misma dirección y con los mismos criterios esenciales. Las conclusiones obtenidas se deberán al trabajo en grupo y por lo tanto el equipo se las creerá. Pero todavía no hemos identificados soluciones. Es muy posible que las conclusiones apunten hacia; intensificar la acción o ámbito comercial, optimizar los procesos productivos, renovar o reforzar la gama de producto, innovar en tecnología, etc. Así estaremos generando visión (Insight).

Una vez diseccionada la empresa, visto el estado de salud de sus órganos, el nivel de las defensas y la virulencia de la epidemia, toca elegir medicinas, rebuscar las recetas de abuela, hacer ejercicios de rehabilitación, ventilar y desinfectar la casa. Hay que generar un silo de ideas, alternativas, soluciones, etc.

Think Tank
Esta fase es vital porque no queremos terminar el proceso y disponer de muy pocas ideas, que no nos las creamos, obvias o de muy difícil aplicación por nosotros en los plazos y con los recursos disponibles. Suele decirse que en creatividad e innovación cantidad es calidad pero cada vez se habla más de que Innovación es excelencia en todo que se hace. La solución a nuestros problemas seguro que no va a ser obvia. La Organización ha hecho muchas cosas y muy bien (está super-especializada en hacer cosas como han sido hechas hasta este momento), por ello, lo difícil es entender o asumir que hay que hacer esas cosas de una manera muy diferente o que hay que hacer cosas nuevas.

Si estamos en el proceso de identificar las oportunidades que ofrece la técnica, hay que generar ideas que puedan repercutir sobre todas las Áreas de la empresa que aplican o pueden aplicar procesos en los que los aspectos técnicos son relevantes. Esta actividad hay que llevarla a cabo de un modo ágil. No conviene empezar de cero. Hay que tener ya modelizada la empresa, sus áreas, sus procesos, la estructura de costes de sus productos, los aspectos que tienen influencia sobre el precio de los productos y sobre las ventas, etc. Todo ello, claramente representado, serán estímulos que favorezcan la generación de ideas.

Cuando ya tenemos un buen "silo de ideas" llega la tarea de priorizarlas, siendo totalmente consecuentes con las conclusiones de nuestro análisis de situación inicial. Es el momento de asumir si tenemos recursos para hacer I+D o plantear innovaciones radicales o si debemos ir "arañando" mejoras incrementales de una serie de "rincones" a los que nuca habíamos dedicado mucha atención. En esta fase el equipo se siente propietario de una serie de buenas ideas y además considera que disponen de los recursos, conocimiento, colaboradores y otras condiciones, que permiten materializarlas. El nivel de autoconfianza y hasta entusiasmo, debe haber subido desde la primera reunión, en la que parece que no hay salida salvo optar a otro empleo.

En la fase de materialización de la idea (Know-How) hay que aportar todo el conocimiento existente (ya sea interno o externo). Esta es la etapa en la que se están implantando las ideas que han sido consideradas óptimas. Es la fase económicamente más costosa y por consiguiente hay que elaborar un plan financiero que no desperdicie ninguna de las ayudas a las que se pueda acceder.

En definitiva, este proceso requiere de muy pocos principios, herramientas y metodologías y de mucha voluntad y sinceridad, capacidad para motivar, generar confianza y traccionar. Si vemos los problemas hay que actuar. Aunque parezca mentira, la voluntad es el elemento crítico en este proceso. En demasiadas ocasiones se va hacia procesos de reflexión estratégica en general y tecnológica en particular sin convicción, para justificar que se ha hecho todo lo posible, esperando que alguien proporcione una solución milagrosa e instantánea en forma de cliente o pedido. Con estas premisas se tarda meses en actuar, la dirección no se implicar totalmente, se busca al colaborador externo más barato o subvencionado o al más caro (para que no digan que se ha escatimado en este tema), no se es suficientemente exigente con el equipo interno ni externo. Al final se consigue elaborar un documento, a ser posible de muchas páginas, de complicada interpretación y materialización.

Si se buscan tendencias tecnológicas o de mercado basta con adquirir un buen informe actualizado por 4000 - 6000 € y leerlo. Pero, por supuesto, eso no es suficiente. Lo complicado es integrar esa información en un Plan de Acción materializable, elaborado a la medida de las capacidades reales (económicas, tecnológicas y temporales) de la empresa, en el que haya participado un equipo de personas que lo asume como propio y que va a sentirse motivado para contagiar entusiasmo al resto de la Organización.

Solo así puede funcionar (Cash-flow)

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