La I+D+i ¿Una actividad de alto valor añadido?

El fomento de la I+D+i parece estar íntimamente ligado a la subvención. El tejido empresarial entiende, tras una somera explicación, que innovar es bueno para su negocio y por extensión para todo el país. Una vez entendido esto, parece obligado subvencionar total o parcialmente esa actividad. Y ¿Por qué?. ¿Por qué hay que financiar la I+D+i de las empresas? ¿Es la I+D+i un gasto o una inversión? ¿El riesgo de no amortizar la inversión se debe a la calidad con la que se ejecuta la actividad de I+D+i o a la propia naturaleza de la misma? La ejecución de la I+D+i se ha convertido en una actividad protegida y por tanto no competitiva. Cuando la I+D+i es subvencionada, el rigor de las líneas de investigación que se plantean y la calidad con la que se ejecutan puede no ser muy elevada. Al fin y al cabo somos seres humanos con nuestras grandezas y miserias. Por supuesto la empresas prefieren que esta actividad se subvencione y naturalmente los agentes tecnológicos también pero, es estas condiciones ¿Cuántos retornos genera ese gasto público? Existen temáticas de I+D que responden a necesidades sociales, no directamente empresariales, que necesariamente deben ser financiadas por las administraciones. Igualmente la sensibilización, difusión, dinamización y calidad en la gestión y ejecución de la I+D+i es un tema estratégico para un país que seguramente no van a pagar las empresa. ¿Por qué la I+D+i, teóricamente de tan alto valor añadido, se infravalora hasta el punto de ser convertida en una actividad que si no es pagada total o parcialmente, el usuario no la adquiere?

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