La tecnología y su potencial de mejora competitiva

Para ser capaces de explotar las oportunidades de mejora competitiva que contienen las actividades industriales en las que la técnica o tecnología aportan un peso relevante o decisivo, es vital conocerlas, analizarlas y estructurarlas detalladamente. Los costes de mano de obra y energía, la fiscalidad, la gestión de compras, stock y otros aspectos logísticos, etc. condicionan y limitan en ocasiones enormemente la capacidad de mejorar. En numerosas ocasiones no son los aspectos tecnológicos los que determinan la mejorar competitiva que necesitamos o que nos hemos marcado. Por ello, la mejora competitiva procedente del desarrollo tecnológico se considera en ocasiones una aportación marginal, incierta y de resultados a largo plazo. La industria conoce y padece que generalmente las pérdidas o ganancias de contratos son debidas a pequeñas diferencias de coste respecto a sus competidores. La pérdida de un suministro o la posición de liderazgo de una empresa en el sector la marcan, habitualmente, diferencias incrementales, no radicales. Estas diferencias incrementales, no por pequeñas, son fáciles de abordar, al contrario, en ocasiones son insalvables. El coste es uno de los factores que definen la competitividad y estos dependen, en gran parte, de los procesos. En la Industria, numerosos procesos no incorporan mano de obra intensiva y por ello su competitividad depende básicamente de las tecnologías de fabricación, los materiales, los conceptos de diseño, los procesos de verificación, etc. Todos estos factores son tecnológicos y todos ellos ofrecen oportunidades de mejoras presentes y latentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Haga su comentario